Yo no odio a la poesía
pero si a Pablo Neruda.
Cuando habla del amor,
empalaga y aburre.
Cuando habla del mundo
Se le cae la sota stalinista.
Creo en la poesía bañada de sangre, sudor y semen
-como quería Vinicius-
En los poetas militantes
Enamorados del combate.
En los poetas ebrios y drogados
que como Rimbaud o Baudeleaire
le arrancan la piel a la vida.
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