martes, 16 de junio de 2009
Las barbas de Marx
Hurgando en las barbas de Marx,
Encuentro piojos, pulgas y ladillas.
Una densa mata de pelos blancos y rubios
Desde el mentón hasta el pecho,
Que cubre los labios de aquella boca
Que llamo a incendiar el mundo
Y rehacerlo en manos de los que trabajan.
Una barba que no tiene tres pelos
Pero si olor a tabaco y vino barato,
Opio y sudores de amor,
A comida rancia que come de a ratos
En un cuarto humeante y desordenado
De la Londres victoriana
Mientras su gigantesca cabeza
Trabaja sin descanso en la demolición del Capital.
Una barba que no es roja pero si desobediente
Para un corazón tan rojo
Como la bandera de los comuneros de París.
Inflamado por la critica “el cerebro de la pasión”
Y las arengas de insurgencias y
Revoluciones proletarias para terminar
Con el reino de la necesidad e instaurar
El reino de la libertad,
Como escribe su gran amigo y camarada
Federico Engels, otro barbudo importante y desobediente.
Vale preguntarse
¿Qué hubiera pasado si Marx y Engels
Hubieran sido afectos al barbero?
¿El materialismo podría pensarse como una filosofía
Del tocador entre peines y cremas de enjuague?
Evidentemente, la revolución,
no es un tema de peluquería.
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