jueves, 12 de febrero de 2009

Los Amigos Nazis Del Rottweiller de Dios


Jueves 12 de febrero de 2009

La decisión del Papa Benedicto XVI de readmitir dentro de la Iglesia Católica a los obispos excomulgados de la Fundación San Pío X, Richard Williamson, Alfonso de Galarreta, Bernard Fellay y Tissier de Mallarais provocó un escándalo internacional y la mayor crisis del Vaticano en los últimos años. El Papa intentaba con esta medida acercar posiciones con los ultratradicionalistas seguidores de Marcel Lefevre en aras de lograr la unidad de la grey católica. Pero las declaraciones del obispo Williamson a la televisión sueca negando la existencia del genocidio nazi y de las cámaras de gas contra los judíos dejaron estupefactos al mundo. Las declaraciones del obispo que ejerce su sacerdocio en un seminario en La Reja, provincia de Buenos Aires, eran conocidas por el Vaticano desde el 19 de enero. Pese a ello Ratzinger no tuvo mejor idea que firmar el decreto del perdón el 21 de enero, días antes de la conmemoración del Día del Holocausto. Probablemente un lagrimón nostálgico surco las mejillas del octogenario Papa recordando su adolescencia como miembro de las Juventudes Hitlerianas entre 1939 y 1945. La decisión del Vaticano provocó la ruptura de relaciones por parte del Rabinato de Israel y movió a la Primer Ministra de Alemania Angela Merkel a pronunciarse contra su compatriota. El escándalo desnudó además la dura interna por el poder existente en el Vaticano.

No aclares que oscurece

Para calmar las aguas el obispo Williamson declaró estar dispuesto a retractarse si las evidencias le demostraban la existencia del genocidio contra el pueblo judío: “A causa de mis investigaciones en los años 80’ —señala—, estaba convencido de la exactitud de mis declaraciones (…) Debo reconsiderarlo todo y analizar las pruebas”. Sin embargo, el obispo no se privó de señalar que era víctima de una conspiración para “actuar contra la Fraternidad San Pío X y contra el Papa. Es evidente que los católicos de izquierda todavía no perdonaron al Cardenal Ratzinger haberse convertido en Papa” (*)

La Fundación San Pío X anunció el reemplazo de Williamson en el seminario de La Reja, por otro de los obispos readmitidos por el Vaticano, el español Alfonso de Galarreta. Pero evidentemente los lefevrianos están formados en la admiración de los regímenes genocidas y anticomunistas. El nuevo director es un apologista del Proceso para quien “los militares actuaron en circunstancias necesarias. De no haber sido así, el comunismo hubiera tomado el poder.”(El País de España 07/05/1988).

El oscurantismo lefevriano

Las declaraciones de Williamson no son un error de un hombre con incontinencia verbal sino que se inscriben dentro del pensamiento de Marcel Lefevre quien era abiertamente antisemita: “Es evidente que los judíos sobre los cuales cae la condena divina no son sólo los que materialmente fueron promotores y cooperadores de la crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, sino también todos los demás en la medida en que persisten en su obstinado repudio al Hijo de Dios” (Sinopsis de los errores imputados al Concilio Vaticano II). Lefevre rechazaba además que se diera cabida a la idea de los Derechos del Hombre en detrimento del Decálogo católico de los deberes morales. Esta congregación surge en 1965 en oposición al Concilio Vaticano II.

Para ellos este Concilio, que recordemos fue la doctrina oficial de la Iglesia Católica durante su apoyo a las peores dictaduras militares de América Latina, introdujo la influencia de la masonería liberal en detrimento del programa católico. En palabras de otros de los obispos readmitidos por Benedicto, Tissier de Mallarais “el programa liberal fue establecer sociedades laicas, crear una Iglesia laica y finalmente hacer almas laicas… en Roma se sigue el programa masónico: se quieren sociedades laicas, se quiere una Iglesia laica, se quieren almas laicas”. (*)

Si en Roma rige el programa liberal ¿Qué podemos esperar cuando rijan las normas de la nueva iglesia unificada de Ratzinger y los lefevrianos?

Ratzinger en el centro de la tormenta divina

Joseph Ratzinger, esta familiarizado con el pensamiento de Williamson y los lefevristas. Según un analista del Financial Times “para los teólogos más progresistas, este último intento del Papa por cerrar un cisma que ya lleva décadas, confirma sus apenas disimuladas simpatías por la visión doctrinaria de los ultraconservadores .... El daño causado al diálogo entre religiones es considerable, dijo Miroslav Volf, un profesor de Teología de la Universidad de Yale. ‘No es la primera vez que este Papa ha causado daños de este tipo’, señaló Volf, recordando la enojada respuesta de los musulmanes al discurso papal en Regensburg, en 2006, que interpretaron como que equiparaba al Islam con la violencia”.

Los socialistas revolucionarios siempre hemos denunciado a la Iglesia Católica como una institución que predica la sumisión de los explotados a los explotadores en nombre del amor al prójimo y el paraíso celestial. La hemos denunciado como una institución oscurantista que cobija a los peores representantes de la reacción. Pero desde que Joseph Ratzinger, fue nombrado Papa, lo que era una denuncia sostenida consecuentemente sólo por los partidarios de ateísmo militante se ha vuelto una realidad inocultable.

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