No puedo
dormir. Intento leer los Escritos de Antonio Gramsci sobre el Risorgimiento. Me
queda aquello de que el termino intelectual viene de clerigo. Pienso en su carga oscura y en su reproduccion
laica al campo de la academia y la politica. Quiero dormir. Cuando lo intento
una serie de imágenes se apoderaron de mi pensamiento. Corria, no recuerdo como iba vestido, si iba
vestido o estaba, si tenia cabello, si tenia barba o era un simple reflejo de
alguien en tension corriendo hacia algun lado, como huyendo de cuerpos que me
son cercanos y extranos a la vez. Sudaba y flexionaba mis piernas, me agotaba
en la carrera. Un incendio sucede de fondo. Pero yo no evado el incendio busco
ir hacia el y quienes me persiguen alejarme. De golpe siento en mi vientre el
ardor de un sexo de mujer me sacudo con espamos como si me estuvieran
penetrando, gimoteo. Me abrazo fuerte al
cuerpo de mi novio para encontrar una respuesta. El esta dormido.
Me levanto
a tomar te y fumar marihuana. Me siento
a escuchar opera. Me gusta saltar de aria en aria. De repente suena una sublime
catarata de dolor y ansia de libertad, es posterior al primero de mayo asi que
es apropiado, es el coro de esclavos del
Nabucco de Giusepe Verdi; el corazon se me estremece. Brotan lagrimas y calor
en mis mejillas. Salto a Mozart siento el odio, la furia y el dolor de la
muerte con la Reina de la Noche. Pero
cuando llego a Carmen interpretando La habanera y la veo refrescar su cuerpo en
agua y sentenciar que el amor es un pequeño gitanillo que huye de la ley, me
desarmo, siento una llamarada de pasion que me desborda, me transporto a sus
fibras mas intimas, soy sus nervios y su deseo.
Son las
5:50 am y el amanecer no aclara. Me paso
a Nina Hagen (no me canso de pedirselo: meame en la boca Nina y decime putito).
Me pregunto si Gramsci en la carcel milanesa de San Vittore se habra permitido
dudar de aquello que lo hacia irreductible. Si habra temido a la muerte o al
fin del amor o habra pensado en el suicido en lo mas oscuro de su derrota. Escribir para vencer a la derrota,
reflexionarla, reconocerla en toda su dimension. Escribir para vencer a la muerte.
El arte vence a la muerte y la revolucion es arte, el trabajo humano es arte
puro banalizado por los que ven todo como mercancia.
Quiero
entregarme los brazos de un muchacho que me cante como Leonard Cohen, I’m your
Man:
Si quieres
un amante
Voy a hacer
cualquier cosa que me pidas
Y si
quieres otro tipo de amor
Yo soy tu
hombre
(…)
Y me gustaría
caer a tus pies
Y me
gustaría gritar a tu belleza
Como un
perro en celo
Y me
arrastraria a tu corazón
Y me
desgarraria en tu sabana
Yo diría
que por favor, por favor
Yo soy tu
hombre
Intento ir
a dormir. Buenos dias.
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