
La verdad pensaba encontrarla
en un gabinete de estudios
en el amor
en la contemplación del ser
en la belleza.
La verdad la encontró frente a una pistola
apuntándole a la sien
de un policía de uniforme azul
y cara de pocos amigos
que le escupió sin tapujos,
de pura soberbia,
una frase leninista
(vaya paradoja):
-todo es ilusión, menos el poder.
Ahí comprendió:
La verdad es revolucionaria.
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