domingo, 18 de septiembre de 2011
Aleluya
Paez se sienta en uno de los bordes del banco de la Plaza Once. Frente a él Bustelo, megáfono en mano predica a los fieles. Paez viste un saco viejo y gastado, una camisa raída, una vieja corbata tejida, aunque sus zapatos lucen bien lustrados. Una tarea que Paez se tomo en serio en el cuarto de la pensión. Con el betún, una franela y un cepillo le saco lustre al viejo cuero de los zapatos. Cubrió las heridas del la superficie, le sacudió aquel cepillo con esmero sobre cada parte de la superficie. Olió el cuero curtido en betún, y siguió dándole duro. Y ahí lucían su brillo los zapatos del Paez sentado en el borde de un banco de la Plaza Once mientras escucha a Bustelo. Entre el publico contaba Paez a un par de vagabundos, un viejo matrimonio, un borracho tumbado y una vieja prostituta. Bustelo contaba como había sido su infierno, como consumía drogas a escondidas de la mujer y los hijos, como se emborrachaba y violentaba contra su esposa. Como se fue quedando solo y perdiendo el respeto de sus compañeros de trabajo y amigos. Como se sintió morir una vez que perdió todo aquello por lo que había luchado. Como encontró en Dios una salida, una esperanza, una causa.
Unas cuantas palomas revoloteaban y Paez les tiraba migas de galletitas. Bustelo proclamaba el amor a Dios. El borracho tumbado, cada tanto abría los ojos para ver el movimiento rápido y constante de Bustelo con el megáfono en la mano. Bustelo bailaba, recorría un perímetro de la Plaza de forma circular y ampulosa, sacudía sus brazos, avanzaba, Retrocedía, sacudía su cabeza hacia el cielo. De las altas ramas de los arboles caían las cagadas de las palomas como pequeñas gotitas de nieve.
Paez se toca el bolsilla. Siente la petaca, falta poco para pegar un trago. La tarde es soleada y la soledad es inmensa, la plaza es un universo de gente donde nadie habla con nadie. En el parque olor a orines y garrapiñadas. En la esquina un 88 espera por su carga de pasajeros.
-Aleluya señor, arenga Bustelo.
-Aleluya. Responden Paez, el borracho, los vagabundos y la vieja prostituta.
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