Goya pidió a su maja
que posara desnuda
frente a la tela.
Luego pidió a la maja
un rato de amor
o sexo
o unos cuanto dedos
sobre el clítoris mojado
de la dama.
Y Napoleón
huía de Waterloo
(los sueños de la razón producen monstruos)
y el rey Fernando
reponía su despotismo
y los liberales
calmaban su desilusión
con el opio
y el ajenjo.
Y Goya ciego
viejo
exiliado
soñaba a su maja desnuda
bañada en la sangre
del rey
decapitado.
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